Marcel Kittel, triplete en el Tour con una foto finish casi imposible
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Hacía tiempo que no se veía en el Tour de Francia un final tan apretado. Y es que Kittel sólo pudo celebrar su tercer triunfo parcial en esta ronda gala tras esperar al primer veredicto, pues en directo entró a la par del noruego, que se había ganado el mejor puesto en la aproximación.
Finalmente, el alemán vio confirmado su triunfo y, felicitado por sus compañeros, se confirma como el hombre a batir en los sprints en este Tour de Francia, y ya viste el maillot verde de la regularidad, después de demostrar este viernes que puede ganar incluso sin tener la línea buena de llegada y pese al gran trabajo de otros equipos para intentar situar a sus líderes en el podio.
En esta ocasión, en un final de etapa recto o sin demasiado curveo, el Dimension Data realizó un gran trabajo para Boasson Hagen, un sprinter que a sus 30 años ha perdido cierta explosividad en llegadas tendidas pero que, sin su jefe de filas Mark Cavendish -abandonó por lesión fruto de la caída provocada por Peter Sagan-, intenta dar una alegría a su equipo.
Más allá del reñido pulso entre Kittel y Boasson Hagen, por detrás de ambos entraron Michael Matthews (Sunweb), Alexander Kristoff (Katusha) y John Degenkolb (Trek-Segafredo), este más cerca que nunca en lo que va de Tour del triunfo de etapa. Esta vez Nacer Bouhanni (Cofidis) y André Greipel (Lotto Soudal), octavo y noveno respectivamente, estuvieron lejos.
En esta jornada, en la que sopló el viento con fuerza pero sin causar abanicos, la fuga formada al inicio de la etapa e integrada por Manuele Mori (UAE Team Emirates), Yohann Gène (Direct Energie), Dylan van Baarle (Cannondale-Drapac) y Maxime Bouet (Fortuneo-Oscaro) fue cazada a 6 kilómetros de la meta.
Los aventureros se negaron a aceptar la evidencia de que iban a ser engullidos por el gran grupo pese a que falta de 27 kilómetros tenían 36 segundos de margen. Muy poca diferencia que, ante la puntual y efímera relajación del pelotón, volvió a llegar a rozar el minuto a falta de 13 kilómetros.
Un espejismo y, pese al intento final de Bouet o Van Baarle, se tuvieron que dar la mano y relajarse al ser sobrepasados a esos 6 escasos kilómetros de la meta.
Este sábado la octava etapa partirá de Dole y llegará a la Station des Rousses tras 187,5 kilómetros de exigencia. Regresa la montaña y con ella una opción para una fuga y para que los gallos de la general se pongan a prueba, sobre todo en la cima Montée de la Combe de Laisia Les Molunes, un largo puerto -casi como su nombre- de 1ª categoría y que dejará a los ciclistas a 10 kilómetros de la meta en un ligero descenso con altibajos. Muchos (Froome, Porte, Aru o Contador) ya lo conocen por el último Dauphiné.
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